VIERNES - LLEGADA
Salimos en el vuelo de Zaragoza de Rynair que
tenía hora desde las 16:20 hasta las 18:20. Salimos con retraso de 20 minutos.
En el arco no nos miran y las tabletas o equipos electrónicos pasan en la
maleta. Tampoco miran el tamaño de la maleta. El avión que cogemos justo acaba
de dejar a pasajeros.
El aeropuerto de Charleroi es muy pequeño,
apenas dos cintas de maletas de las que únicamente funciona la nuestra. El
autobús para ir a Bruselas se coge al salir de las cintas de maletas a la
derecha. Se compran los billetes en el puesto azul que está un poco más a la
derecha que la cola del autobús. Hay españoles por todos los lados, así que
puedes preguntar a alguno. El precio del autobús ida y vuelta para dos personas
nos sale a 62 e, 14 e el viaje por persona.
Hay tanta cola en el autobús que tenemos que
esperar al siguiente, aunque salen cada media hora. El autobús a
Bruselas nos deja en la estación de trenes Midi (Sur).
El hotel está justo enfrente pero por otra
salida por lo que tardamos un poco en encontrarlo. En el camino vemos unos
meaderos para hombres (las mujeres nada). Veremos más.
El hotel se llama Park Inn. Hacemos el
check in, que según nos cuenta más tarde una recepcionista española es
típico en Bélgica que te congelen dinero por si te marchas sin pagar o hay
algún problema con la habitación o el pago del impuesto, así que nos congelan
de la tarjeta 100 euros por estar de viernes a miércoles y 27, 50 por el pago
del impuesto turístico.
Salimos a cenar pero como son las 10 y pico
no hay manera de encontrar nada más que kebabs, así que entramos justo al
cerrar la persiana en el equivalente al McDonalds en Bélgica. Nos cobran 60
céntimos por el ketchup.
Las habitaciones del hotel están bien aunque
he pagado más que por las de Alemania. Hay que tener en cuenta que el precio no
incluye ni desayuno ni el impuesto turístico.
SÁBADO - BRUJAS
Desayunamos en la estación ya que el desayuno
del hotel cuesta 14 euros y pico por persona.
Habíamos mirado los horarios pero la verdad
es que los trenes son complicados. En el tren nos encontramos con un grupo de
cinco españoles, cuatro mujeres y un chico de Albacete que van a Gante. A la
hora o así pasa el revisor y nos dice que vamos dirección Luxemburgo, dirección
contraria a donde tenemos los billetes, así que en la primera parada salimos
pitando todos.
En la estación perdemos los españoles que da
la sensación de que se van a meter en cualquier tren. Corren como locos, así
que nosotros vamos más tranquilos por nuestra cuenta. Compramos un billete a
Bruselas, cogemos el siguiente tren y en Bruselas enganchamos con otro tren
dirección Brujas. Resulta que es un IR, un regional y nos para por todos los
pueblos. Total, que hemos perdido toda la mañana.
Brujas es un pueblo grande masificado de
turistas, especialmente españoles.
Además de turistas y nativos en bicicleta hay muchas chocolaterías, tiendas de
cervezas y algunas de bolillos.
En Brujas hay que
ver:
Plaza
Mayor y la plaza Burg: Un ayuntamiento
espectacular.
La
chocolatería Line (Simon Stevinplein, 19): Nos la saltamos porque ni nos
acordamos.
Onze
LIeve Vrouweker (Iglesia de Nuestra Señora).
Catedral
de San Salvador.
Parque
Minnewaterpark.
Los
canales.
Comemos en la plaza cerca de las iglesias
principales unos mejillones (que los ponen con caldo) a 10 e y yo un estofado.
Pido waterzooi pero me ponen estofado sin que sea tipo sopa. También nos ponen
un plato de patatas fritas para los dos. Tomamos la cerveza local.
De merienda comemos un gofre con plátano y
nata. Tiendas de gofres hay por todo el país.
Compramos unas postales hechas con bolillos
que son muy originales para regalar y posteriormente enmarcar.
Lo mejor en Brujas es sin duda callejear. Ver
sus casitas, los canales, el parque con la cantidad de cisnes que tiene ...
Volvemos a Bruselas y cenamos en el centro. Vemos
el Manneken Pis y la Grand Place que
es tan impresionante que volvemos cada día a verla. De noche merece aún más la pena.
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