Día 3: Arles. Por el siguiente orden: Anfiteatro (también hay corridas, unas de tipo único son las de un "juego" que consiste en quitar unos lazos al toro por parte de mozos expertos mientras suena la charanga), el teatro romano (donde se encontró la Venus de Arles, en el Louvre),la basílica de St. Trophine (obra maestra del románico, donde vivió S. Agustín e inicio del Camino de Santiago; la pena es que los capiteles del claustro estaban algo “oscuros”). Hay también unas catacumbas romanas -que no pudimos ver por estar en restauración- y unas termas. Los espacios pintados por Van Gogh están todos señalizados con su plaquita, entre ellos "los Alyscamps", necrópolis romana de gran "afluencia" de tumbas debido a los milagros que allí se produjeron. (así, todo adinerado quería sepultarse allí).
Por la tarde yo quería toros (por cierto hay un guisado típico de toro o buey exquisito) y mi mujer playa, así que de camino a “ya sabéis donde” paramos en las marismas de la Camarga, un parque natural al que yo no le ví mucho encanto, pero que tiene un centro de interpretación de aves con la mayor reserva de flamígeros de Europa (el resto de caminata fue andar por andar-algún castor vimos-). La playa estaba en Saintes Maires de la Mer, pero el día no acompañaba mucho, así que dimos una vuelta por el pueblo, el cual tenía mucha animación. (por cierto, este tramo -de Arles a Santa María de la Mar- fue el único que encontré un modo de conducir "más español", puesto que en el resto del viaje la gente conducía muy tranquila y educadamente. Antes de acostarnos pasamos por Aigues Mortes, lugar de salida de las cruzadas desde Francia, increíblemente amurallado y muy animado.
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