No se puede llegar a todo. Si la "foto y vámonos" en Beizers me había costado un pequeño enfado de mi mujer, otro tanto pasó cuando intentamos ver Les Baux de Provence, un pueblo medieval próximo que es el segundo sitio más visitado de Francia, tras París. El castillo-imponente aunque medio ruinoso-estaba y cerrado y nos perdimos unas magníficas vistas.
Al día siguiente fuimos al norte, a Vaison la Romaine, en donde se encuentra el mayor yacimiento -en extensión- romano de Francia. No es muy interesante, aunque el pueblo tenía mucha vida debido a un mercado callejero. Hay una parte del pueblo atractiva encaramada en la montaña, pero teníamos que proseguir viaje hacia Orange, donde vimos el teatro romano mejor conservado del mundo, una maravilla. El pueblo en sí no tiene más, pero conserva otro importante vestigio romano que es un arco del triunfo precioso aunque un poco negruzco.
Seguidamente al Pont du Gard, obra maestra romana, simplemente solemne. Está ubicado en un pequeño parque natural con multitud de rutas y opciones, muy cuidado. 
El resto de día lo pasamos en el pintoresco y próximo pueblo de Uzés.
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