En el mismo día volvimos a Atenas
pero por la autopista del Este, pues ya habíamos tenido bastante el día
anterior. Esta vez pasamos por Tebas
(la ciudad que derrotó a Esparta? aunque cayó con suma facilidad ante Filipo)y paramos en un pueblo junto a la playa
camino de Atenas. Como esta vez no nos entendían, nos pasaron a la cocina, y elegimos allí la comida abriendo
frigoríficos!.Pescaito recién hecho y barato. No fue fácil la llegada, -más con mi mujer de copiloto- y
acabamos en el Pireo (zona peligrosa, al menos de noche) así que utilicé la
Acrópolis para orientarme.
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pasadizo secreto en Micenas (mi mujer se empeñó en entrar con el móvil de linterna) |
Al día siguiente cruzamos al
Peloponeso y visitamos
Micenas (la famosa excavación de
Schliemann, aficionado a la arqueología
que exploró –que no descubrió- también Troya), y la cercana
Tirinto, un increíble palacio de
imponentes rocas ciclópeas (aunque sin gran atractivo en el interior del
recinto). Comimos en
Nafplio,
primera capital de la Grecia moderna y de herencia veneciana, con una imponente
fortaleza vigilando la ciudad. A continuación, a
Epidauro, un grandioso teatro griego que pasa por ser el más
perfecto (proporciones
aureas y todo
eso) .Después media hora escasa de playa (creo que en Kiveri, playa de cantos,
pero aguas muy cristalinas) y finalmente se nos hizo de noche (ojo,
hay mucho excursionista caminando a esas
horas y nos metieron algún susto, así que precaución, amig@ contuctor@.
Otra recomendación a la hora de conducir es
echarse
sin dudarlo al arcén si viene un coche tanto por delante(enfrente) como por
detrás, pues adelantará no importa sea línea continua, cambio de rasante, etc.
Y las salidas de los semáforos equivalen a la de la parrilla de la fórmula 1.
La ventaja es que tampoco corren tanto como aquí).
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