DÍA 3- Sábado 25. MÓDENA (opcional) y
Bolonia por la tarde.
Tren: Duración - media hora. Coste: 3, 75 e.
¿Qué ver?. Duomo (básico), mercado coperto (opcional) y Museo Enzo Ferrari (sólo si eres amante
de los coches porque es muy caro, 15 e).
Al día siguiente, sábado 25,
salimos a las nueve menos diez para Módena en tren desde la Estación Central de
Bolonia. Llegamos las nueve y veinte.
En primer lugar vamos al Duomo, encontrándonos de camino con el edificio del palacio Ducal, que se está
reformando en su parte trasera (se puede saltar). Para entrar en el Duomo obligan
a las mujeres a taparse los hombros, por lo que es necesario ponerse un chal.
En el momento de la entrada en
el Duomo está celebrándose una confirmación, por parejas, de gente mayor (unos
veintitantos años, algo que en España no existe). Visitamos un poco la Iglesia,
pero salimos a esperar a que acabe la ceremonia. Como vemos que ésta se alarga,
acudimos al Mercado Coperto que se
encuentra muy cerca. Visitamos diversos puestos y buscamos el afamado vinagre de Módena. Sólo encontramos en
el mercado un puesto que lo vendieran. Compramos una bote pequeño muy bonito de
40 ml de 10 años, por la que nos cobran 6 €. Volvemos al Duomo, que es un edificio magnífico, con
estupendos bajo relieves. La visita al Duomo es gratuita.
Después del Duomo vamos a
visitar el Museo Enzo Ferrari. La
entrada es un poco cara, ya que la visita básica cuesta 15 €. En el museo visitamos en primer lugar el Museo del Motor, que
se encuentra en una antigua nave hoy
reformada y que recoge diversos modelos de carreras y posteriormente vamos al
nuevo pabellón, que tiene la entrada situada a la derecha de donde se obtienen
las entradas. Es un pabellón futurista que muestra la evolución de la marca,
destacando entre todos el prototipo denominado ”La Ferrari”. Durante la
visita se proyectan en las paredes del edificio un espectacular vídeo del
fundador de la marca y del tenor Luciano Pavarotti, que nació en la ciudad.
Después del salir del museo vamos a la tienda de Ferrari, con unos precios
prohibitivos.
De camino a la estación paramos
a comer en un bar, denominado Prima
Colazioni, situado en la calle F. Crispi. La comida es sencilla, pero buena y
barata. La comida nos cuesta 18,50 €
dos personas (no cobran coperto).
De vuelta a la estación,
mientras esperamos al tren que nos llevará a Bolonia, hablamos un rato con una
pareja de italianos, que nos dicen que hemos hecho una buena compra con el
vinagre.
Comentar que callejeando por la
ciudad observamos esquelas a tamaño
gigante, mayor que el Din - A3.
Bolonia - tarde: San Petronio (bien), conjunto de Iglesias de
San Estéfano (muy buenas) y torres Asinelli (imprescindibles).
Ya en Bolonia, hacemos descanso
en el hotel (ducha y siesta). Una vez descansados, nos dirigimos en primer
lugar a la Iglesia de San Petronio,
en la que de nuevo obligan a cubrir los hombros. Para poder hacer fotos en el interior no obligan a pagar 2 €,
medida que consideramos un tanto incoherente, ya que consideramos más lógico
que cobrasen a todos los visitantes que entren el templo la cantidad que se
estimase conveniente, y no sólo por hacer fotos. Me ponen una pulsera fosforita
para que el vigilante reconozca mi derecho a hacer fotos.
Al salir, paseando por diversas
calles típicas del centro histórico de Bolonia, vamos al conjunto de Iglesias de San Estéfano, de las que actualmente se
conservan 4. La entrada es gratuita.
Nos sorprende para bien y merece la pena. En el primer templo el altar se
encuentra en un piso superior (algo raro). Las iglesias son de estilo románico.
Después de mirar estas iglesias
vamos a la Iglesia de San Doménico, que no vale la pena visitar.
Callejeamos un rato y volvemos a
pasar por las torres Asinelli (imprescindibles).
En la plaza de al lado (muy bonita) vemos un hecho sorprendente, y es un
pequeño pájaro, un periquito, que pasea
con su dueña sin sujeción alguna. Al pajarillo se le veía feliz de pasear
con su dueña.
Nos tomamos el helado de rigor. Esta vez de fresa y de
mango. Está elaborado sin leche y está bueno. Nos cuesta 3,50 €, en tamaño grande.
Después buscamos un restaurante
para cenar, dirigiendo nuestros
pasos, previa recomendación del creador de este blog, a un bar situado en la calle San Vitale nº45, denominado Spaccanapoli. La comida es excelente y a buen precio. Nos cobran 17 € (coperto 3,00 €). El precio del coperto es el mismo que el que pone
en la carta. Y ya, de regreso al hotel, por calles muy poco iluminadas.
Hay que hacer notar que en esta
ciudad se ven pocos mendigos y que los
semáforos de peatones tienen también color ámbar.
Además
señalar que los estancos tienen una
máquina expendedora para dispensar cuando están cerrados.
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