Palermo es la capital de Sicilia y una ciudad que ya de por sí merece el viaje. Este lugar pasó por periodos de explendor como el musulmán, en donde compitió en belleza con El Cairo y Córdoba. También fue la capital Normanda, dejando importantes restos como la catedral, la cappella Palatina o el palazzo dei normandi. Y por último prosperó durante el barroco, con iglesias tan bonitas como San Domenico y el oratorio del Rosario de Santa Cita. También tiene museos dignos de ver, como el palazzo Abatellis (el cual alberga la galería reginonale di Sicilia.
En los alrededores de Palermo está la catedral normanda de Monreale, de la que dicen los lugareños es la más bonita del mundo.
Para llegar allí podemos coger buses desde la plaza de la Indepenza (el 309 o 389) que nos dejarán enfrente de la catedral.
Y para completar nuestro puente, iremos a Segesta, antigua rival de Selinunte y que nos ha dejado uno de los templos dóricos más bonitos y mejor conservados del mundo (si no el mejor) y en un magnífico emplazamiento natural.
Podemos ir allí en trasporte público desde Palermo
Si deseamos continuar nuestro viaje hacia Selinunte, es mejor alquilar un coche pues las combinaciones son demasiado complicadas.