Día 27, lunes y
28, martes. FLORENCIA (día y medio). Imprescindible.
Tren: media hora. Coste: 24 eur ida y 25
vuelta.
¿Qué ver?. Ver anexo.
Salimos en
el tren rápido que va a Florencia a las nueve y veinte minutos de la mañana. Es
el único tren que hay; no hay trenes más baratos. El billete, el más barato,
cuesta 24 € por persona. El tren es muy cómodo.
Llegamos a
Florencia a las diez menos diez de la mañana. Media hora de viaje entonces.
Vamos al
hotel Donatello a dejar las maletas y salimos a las once a visitar la ciudad.
No recomiendo el hotel. Nos cobran 3, 50
e por permanencia de día y persona en la ciudad.
Vemos en
primer lugar una iglesia que no vale la pena visitar.
Después
vamos a ver la iglesia de Orsamichele,
que es un antiguo granero medieval convertido en iglesia. Tiene un tabernáculo
medieval. Entrada gratuita. Muy
recomendable.
Posteriormente
vamos a ver el Baptisterio de
Florencia. Las entradas se sacan justo
enfrente. Si las sacas con tarjeta de crédito te ahorras una
considerable cola. Las entradas
cuestan 10 € cada una, y dan derecho
a entrar, entre otros lugares, en el baptisterio, en el campanile y a subir a la cúpula del Duomo. El
baptisterio es absolutamente impresionante.
Hay que hacer bastante cola para entrar, por lo que lo mejor es que uno haga
cola y otro vaya a sacar las entradas. El interior es de estilo bizantino. El
exterior lo están restaurando.
Visitado el baptisterio
pretendemos entrar en el Duomo, pero la impresionante cola (que llega hasta el
final de la catedral) nos hace desistir. Por ello, vamos a ver el exterior y el
campanile. Son edificios magníficos.
Callejeamos y pasamos por la plaza de la República, bastante grande,
pero que no merece mucho la pena.
Llegamos a la plaza de la Signoría. Es impresionante. En ella está el palacio
Vecchio y la loggia de la Signoría, con numerosas estatuas entre las que
destaca una réplica de una estatua de Cellini. Entramos en el interior del palacio Vecchio, que no
tiene a nuestro entender mucha cosa que ver comparado con otras bellezas de la
ciudad. Entramos también en la tienda de recuerdos que hay en el interior.
Atravesando un pasaje por el
palacio Vecchio, decidimos comer a
un restaurante en la plaza Firenze. Nos cobran un total de 23 €, de los
cuales son 1 € por el coperto. El agua nos cuesta 3,50 € y comemos un plato de
tagliatelle alla bolognesa y un plato de
gnocchi. Echamos de menos el menú español con dos platos y postre por el mismo
precio.
Después de comer nos acercamos
al famoso puente Vecchio, que está atestado
de gente, incluso más que en el resto de Florencia (no vayáis en verano
porque aparte del calor el exceso de
turistas agobia mucho y la ciudad pierde su esplendor). Todas las tiendas
son de joyas y de relojes, menos en la parte central del puente, donde se
pueden admirar bonitas vistas del río Arno.
Posteriormente vamos a ver la Iglesia de la Santa Croce. La entrada
cuesta 6 e.
De camino a la iglesia paramos a
mirar un cuadro que venden en un puesto callejero. Pedimos el precio,
diciéndonos el vendedor que cuesta 25 €. Le decimos que nos lo pensaremos, ya
que en las maletas no veo cómo puede caber, pero viene detrás nuestro y nos
dice que nos lo vende por 10 €. Ante tal oferta, lo compramos, claro.
Para entrar en la iglesia de
Santa Cruce hay que hacer un poco de cola, pero no mucha. Hay carteles
indicativos de cómo hay que vestir para entrar en la iglesia, pero después
observamos que no son muy estrictos. Recordemos que se prohíbe en muchas
iglesias italianas el pantalón corto y los hombros descubiertos (tirantes).
Curiosamente puedes llevar el escote que quieras.
La
iglesia tiene un ábside maravilloso y casi 300 tumbas, entre
las que destacan las de Galileo Galilei y las de Miguel Ángel. Visitamos
la iglesia, que es muy grande. Tiene fama la capilla Pazzi, obra de
Brunelleschi, pero a nosotros no nos parece gran cosa.
A la salida de la iglesia nos
comemos unos helados, bastantes
grandes, que nos cuestan 3,50 € cada uno La galleta que ponen en los helados no son muy buenas, son mejores
las de España.
Regresamos al hotel y descansamos
un poco.
Después del reposo salimos a
cenar. De camino vemos el palacio Medici
Ricardi, que es muy bonito. Vamos a ver el Duomo y el Campanile otra vez. De noche nos parece incluso más bonitos que de día, y encima hay mucha
menos gente.
Entramos a cenar en un restaurante en el que somos los últimos comensales. El
menú lo tienen traducido al chino (y no al inglés). Esto se entiende con la
cantidad de asiáticos que hemos visto. Nos comemos una pizza 4 quesos (aunque
parece que sólo era uno) y un plato de spaguetti con tomate. La cena nos sale
por 19 €, incluyendo el agua por la que nos cobran 3 €.
Después de cenar vamos a ver el
puente Vecchio, pasando por los exteriores
de la Galería Uffizi. El exterior de este edificio está decorado con
estatuas de personajes históricos de Florencia (Dante, Petrarca, Maquiavelo,
Lorenzo el Magnífico...).
Las
vistas del puente Vecchio de noche son absolutamente maravillosas. Paseamos
un poco por el puente, mejor que por el
día, ya que no hay tantísima gente.
Regresamos al hotel pasando una
vez más por el Duomo y el Campanile. La
iluminación de los monumentos desaparece a las 10: 45 aproximadamente. En
una heladería nos comemos un helado, grande, que nos cuesta 4,50 €.
El día ha sido muy intenso, ya
que Florencia es una ciudad muy bonita y hay muchísimas cosas que ver. Para
mañana martes dejamos el interior del Duomo y la Iglesia de Santa María
Novella. Nos damos cuenta que los museos los tendremos que dejar para otra
visita, ya que mañana por la tarde volveremos a Florencia.
En
el hotel nos informan que por dejar las maletas en depósito (queríamos
aprovechar la mañana) nos cobran 2,50 €
por maleta.
Llegamos al hotel a las 11,30 de
la noche. Nos damos cuenta que el hotel es un laberinto, en el que la numeración
de las habitaciones no coincide con las plantas en las que éstas se encuentran.
Al día siguiente, día 28 martes,
tendemos intención de visitar algunas cosas de Florencia que no pudimos ver el
día anterior.
Lo primero, desayuno
en el hotel. Observamos que el desayuno es menos variado que el del
hotel de Bolonia y tiene el inconveniente que los utensilios del desayuno están
guardados en armarios justo donde está la máquinas de café, lo que provoca las
lógicas molestias a los usuarios.
Una vez que hemos desayunado,
vamos al Duomo para ver su interior.
Nos ponemos en la cola, debiendo esperar 20
minutos para entrar al edificio (es menos de lo que habíamos esperado).
Merece la pena la entrada. La cúpula
es muy bonita, pintada al estilo de la
Capilla Sixtina. Hay mucha gente. El resto del edifico no merece la pena.
La entrada es gratuita. Hay guías gratuitas en función del idioma. Antes de
entrar hay que consultar el horario, ya que varía en función del día.
Después intentamos entrar a la Galería Uffizi, pero desistimos dada la
enorme cantidad de gente y que vemos que la cola no avanza.
A continuación nos acercamos a
la Iglesia de Santa María Novella:
Antes de llegar tratamos de orinar en un pasaje al lado de la iglesia. Por
utilizar el servicio me piden 0,80 €; como llevo solo 0.50 e no puedo entrar.
Después en unos baños al lado de la iglesia tendremos que pagar 1 €. Me parece
caro.
La entrada a la iglesia cuesta 5 € por persona. En la iglesia nos
gusta el ábside con unas bonitas pinturas y el altar de mármol de
distintos colores. También tiene un claustro bastante grande con tumbas.
Al acabar de ver la iglesia
vamos a comer. Pedimos 1 plato de
spaguettis con tomate, un filete de pechuga con patatas, 10.50 € más el agua, y
un plato de gnocchis más el agua, a 9 €. Además, el coperto.
Después vamos al hotel a recoger
las maletas y a la estación de tren de Florencia. Cogemos los billetes del tren
que nos llevará a Bolonia a un precio de
24.90 € cada billete.
Al llegar a Bolonia volvemos al
mismo hotel en el que estuvimos los primeros días en esa ciudad. Tanto el hotel
florentino como el boloñés tenían en la
ducha un cordón que suponemos que servía por si te caías avisar para que te
rescaten, ¿o era para otra cosa?. Sin embargo, también lo vi en un baño de un
bar.
Descansamos un poco, nos echamos
la siesta y sobre las ocho y pico vamos a cenar.
Cenamos en un restaurante llamado Mangiossieme en la vía Falegnami. En el
restaurante nos cobran 2.50 € por el coperto por cada persona. Comemos 2
pizzas, costando 8 € cada una. La de mozzarella de buffala está buena. Pedimos
también tiramisú de postre, que está
bueno y no lleva licor como en España. Nos cobran 2,50 € por una botella de
agua de 75 cl. En total la cena nos sale por 27,50 €.
Después comemos un helado de
mascarpone con nutella, que nos cuesta 3,50 €. Está buenísimo.
Para finalizar la noche, nos
tomamos un spritz. Es una bebida típica que habíamos visto a
mucha gente beber en los veladores. Nos ofrecen dos tipos y cogemos uno de
cada: uno campari (de color rojo) y otro aperol (de color
naranja). No nos gustan demasiado,
aunque de los dos está mejor el que lleva campari.