Mi hermana ha estado hace bien poco en Dublín, y nos ha redactado su experiencia.
(VENGA, LOS DEMÁS, ANIMAROS Y ESCRIBID VUESTROS VIAJES A CIUDADES "NO TAN TURÍSTICAS COMO ROMA Y PARÍS")
Dublín, como todos sabéis es la capital de Irlanda. Es un viaje cómodo,
desde Madrid vuelas con la compañía RYANAIR (en Internet se pueden sacar los billetes con antelación y salen muy bien de precio ¡ incluso se llegan a conseguir por 10 € ida y 10 vuelta!). En dos horas llegas al aeropuerto. Allí mismo hay autobuses que te llevan al centro de la ciudad,
O’Conell Sreet, dónde se encuentra uno de los símbolos de la ciudad, un enorme obelisco, moderno, que parece rozar el cielo.
Desde allí, pleno centro, es fácil encontrar alojamiento. Para la gente joven es recomendable los “Hostel”, son como una especie de albergues, donde tienes la opción según tus posibilidades económicas de compartir habitación (de seis, diez o doce personas, buena opción si vais en grupo) o bien habitaciones individuales. Allí encontraréis muchos jóvenes, la mayoría están estudiando inglés, y entre ellos un montón de españoles, te sientes como en casa.
Dublín es (si lo conocéis) como Londres en pequeño. Típica ciudad anglosajona, con los enormes semáforos, los autobuses de dos pisos, y la circulación por el carril izquierdo… Tiene una población de un millón y medio de habitantes aproximadamente, pero es grande en extensión, porque no posee elevados rascacielos, sino que son edificios de dos o tres plantas a lo sumo.
No tiene muchos museos o grandes monumentos: Lo más destacable es la Oficina de Correos (que funciona y se conserva como en el siglo XIX), digna de verse por dentro; el Banco de Irlanda, y el Trinity College (la Universidad, fundada en 1592 por la reina Isabel I, se sitúa en el corazón de la ciudad) y la Catedral de San Patricio, el Patrón de Irlanda.
Hay que cumplir la tradición haciéndose una foto en la estatua de Molly Malone, una mujer a la que dicen si le tocas un pecho dá buena suerte…
El museo más interesante es la fábrica de la cerveza
GINNESS. La entrada es un poco cara, 15 euros, pero merece la pena. Se trata de un edificio con siete plantas, muy bien explicado, donde se va desengranando el proceso de fabricación de la verdadera y típica cerveza irlandesa. Es una cerveza negra, que requiere un reposo antes de beber, y se trata de la bebida por excelencia del país. Como digo, la fábrica-museo explica el proceso de fabricación, además de ciertas curiosidades como las campañas publicitarias de la marca etc. Al final del recorrido, en la última planta, te obsequian con una pinta de Ginness en un bar rodeado de cristaleras desde el que se observa una magnífica vista de la ciudad.
La verdadera esencia de Dublín se encuentra en los pub. No podéis iros de allí sin visitar al menos unos cuantos. Son auténticos museos, con un ambiente realmente acogedor y excelente decoración de madera generalmente y llena de objetos antiguos, banderas, y montones de curiosidades que decoran sus paredes. Allí es obligado beberte una pinta de Ginness, como he dicho antes la cerveza negra típica bebida del país. Se trata de medio litro, aunque también puedes pedir una half paint (media pinta) si no puedes con tanto. El epicentro de la vida nocturna y animada es la zona de Temple Bar, que toma su nombre del pub Temple Bar, visita realmente obligada.
Otros verdaderamente hermosos e interesantes son el Bruxelles Pub, y el Porter House (donde fabrican ellos mismos la cerveza, sin aditivos, realmente excelente).
En casi todos los pub es típico la Live Music (música en directo), que ameniza la estancia, al igual que las carreras de caballos que todo el mundo observa en la televisión, algo a lo que están realmente aficionados, así como al fútbol. Advierto que en Irlanda está prohibido fumar en todos los recintos cerrados, incluidos los pub, por lo que si alguien fuma debe salir a la calle. Por cierto que el tabaco es muy caro, unos siete euros la cajetilla.
No se puede olvidar unas compras en los Almacenes Pennys, de dónde seguro que salís con unos cuantos calcetines, realmente baratos y originales.
Por último, si sobra tiempo, es interesante coger el tren de cercanías, Dart, y acercarte en una media hora a pueblos costeros y turísticos como Bray, acogedores y con hermosas vistas de estilo nórdico.
En cuanto a la comida, lo tradicional son los rosbif de pollo o ternera aderezados con verduras y una rica salsa. También las alitas de pollo. Además hay repostería buenísima. Advierto que el café no es como en España, son cafés con mucha agua y realmente ¡caros!, unos dos euros y medio.
En resumen, viaje recomendable para gente joven y que se puede realizar en pocos días y barato, con el aliciente de practicar inglés.